La industria fiduciaria: facilitadora del desarrollo económico social admin_vertice 20 de enero de 2020
La industria fiduciaria: facilitadora del desarrollo económico social

Antecedentes de la nomenclatura

La figura del fideicomiso y los términos asociados a ella se remontan a la antigua Roma, crisol de la civilización occidental y donde se crearon las bases para el derecho que rige en muchas de nuestras naciones. Quizá el haber heredado los vocablos de este antiquísimo antecedente, generan en el público cierta confusión y complican entender de forma inmediata, su verdadero significado y relevancia económica.

Lo que si es cierto, y no ha cambiado a lo largo de la historia, es la base de confianza en la que reposa; pues desde sus orígenes el fideicomiso implica eso: confianza en un tercero, gestor de patrimonios, que tiene la delicada tarea de cumplir instrucciones que permitan la consecución de un propósito.

El fideicomiso va de la mano de su administrador fiduciario, que en las economías modernas es un ente profesional, regulado, que debe cumplir requisitos técnicos, patrimoniales y profesionales para proveer el servicio; que, además, está sujeto a la competencia y a la necesidad de atender satisfactoriamente los requerimientos de sus clientes, en un marco de seriedad, oportunidad, calidad y cuidado.

La empresa fiduciaria cumple el encargo de administrar bienes ajenos a favor de sus contratantes (constituyentes), quienes le transfieren un activo para conformar un patrimonio independiente (fideicomiso); transferencia que está sometida al cumplimiento de una finalidad y al acatamiento de instrucciones, que permitirán alcanzar tales objetivos, a favor de los beneficiarios del contrato, que pueden ser los mismos clientes constituyentes o un tercero distinto.

Aplicaciones prácticas

En el mundo del emprendedor, del profesional, del que lidera un proyecto, sea grande o pequeño; el fideicomiso es una útil y efectiva herramienta y la fiduciaria una aliada estratégica. Por lo que, ejemplificar algunas de las múltiples opciones que el instrumento fiduciario brinda; es la manera más simple de entender el abanico de sus beneficios y ventajas.

Si se tiene una idea, un proyecto que es un éxito en potencia, pero se es un nuevo actor en la industria o se requiere de un capital adicional del que se carece; para estas situaciones, la solución podría estar en el fideicomiso.

Si se planea levantar un conjunto habitacional, por ejemplo, y su promotor requiere de un modelo de negocio que le permita aunar los intereses de quien aporta la tierra, financia la construcción y promueve las ventas; sin duda, en el fideicomiso inmobiliario encontrará el mecanismo idóneo para desarrollarlo.

Para generar la confianza de un manejo profesional independiente de unos flujos que deben ser direccionados exclusivamente en inversiones productivas o en la adquisición de determinados bienes; el recurrir a un fiduciario, para la estructuración de un esquema de administración de los recursos y confirmar su utilización conforme a lo pactado, puede ser la única vía para asegurarlo.

El acceso a financiamiento en óptimas condiciones, haciendo liquidas cuentas por cobrar, derechos de cobro u otros activos financieros, de mediano y largo plazo; se podría obtener a través del fideicomiso de titularización, colocando valores en el mercado bursátil.

El acceso a financiamiento en óptimas condiciones, haciendo liquidas cuentas por cobrar, derechos de cobro u otros activos financieros, de mediano y largo plazo; se podría obtener a través del fideicomiso de titularización, colocando valores en el mercado bursátil.

A través de los fondos de inversión, los pequeños inversionistas pueden acceder a mejores rendimientos, con el respaldo de un portafolio de inversiones diversificado. Estas canastas patrimoniales de carácter fiduciario, en los que un sinnúmero de participes aportan sus recursos, para que la administradora los coloque en los mercados financieros y bursátiles; les brinda la opción de respaldar sus dineros con una variedad de títulos de buena rentabilidad, riesgo medido y distintos plazos.

El aporte tangible de la industria de servicios fiduciarios a nuestro país, se hace patente con el recorrido por distintas ciudades, en donde se levantan exitosos proyectos inmobiliarios comerciales, residenciales, turísticos y hospitalarios; los cuales se materializaron a través de fideicomisos y de la gestión profesional de las empresas fiduciarias que los manejaron o siguen administrando.

Testimonios de profesionales, emprendedores y asociaciones de diverso tipo, que lograron cristalizar sus ideas, sus negocios, y el cumplimiento de sus metas; incorporando mecanismos o soluciones que involucraban fideicomisos o encargos fiduciarios, sea para acceder a mejores condiciones de financiamiento, para invitar a terceros a participar en sus proyectos, o para asegurar el cumplimiento de compromisos recíprocos.

La industria regional en cifras

En el Ecuador, el negocio fiduciario representó el 9% del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2018, superior a la producción agropecuaria (8,11%). Y, al finalizar el mencionado período, existían alrededor de 12.000 contratos, entre fideicomisos mercantiles y encargos; administrándose, a través de esquemas fiduciarios y fondos de inversión, 9.765 millones de dólares.

Aun cuando estas cifras pudieren lucir importantes, en otros países de América Latina la participación en el PIB es mucho mayor.

A lo largo de América Latina, en los países donde existe un marco jurídico rector de la actividad fiduciaria, se cuentan innumerables experiencias y existen realidades palpables de su importante contribución social en diversos sectores.

En Uruguay se han creado vehículos fiduciarios para canalizar recursos de inversionistas mediante instrumentos de deuda a largo plazo; para financiar proyectos de infraestructura ejecutados por empresas concesionarias o contratistas bajo esquemas de participación público privada. Su objetivo ha sido impulsar la generación de empleo y la atracción de nuevas inversiones.

En Costa Rica los fideicomisos de obra pública han demostrado ser mecanismos ágiles y eficientes de contratación y financiamiento de infraestructura. Como ejemplo, el “Fideicomiso Aguatica” (participación público privada) busca el rescate y manteniendo de nacientes de agua.

En el Perú, desde el 2009 se han conformado fideicomisos de infraestructura que destinaron recursos para proyectos prioritarios del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad; cuyos inversionistas han sido las administradoras privadas de fondos de pensiones. .

En ese mismo país los servicios fiduciarios han abarcado todos los sectores de la economía, con destacada incidencia en grandes proyectos como Camisea (que es el energético más importante, de explotación, transporte y distribución de gas natural), en las carreteras interoceánicas y el de trasvase e irrigación denominado Olmos.

Al cierre del año anterior en Colombia el total de activos que administró el sector fiduciario fue de 171.000 millones de dólares o el 54% del PIB. De ese monto, 97.000 millones de dólares fueron recursos líquidos, que representaron en el 2018 el 31 % de los recursos del sistema financiero, según cifras de la Superintendencia Financiera. De estos totales, las fiduciarias colombianas manejaron 22.000 millones de dólares de 7.751 fideicomisos inmobiliarios.

En Colombia al final del 2018 alrededor de 5.850 millones de dólares fueron canalizados a través de instrumentos fiduciarios en la financiación de proyectos de infraestructura 4G.

Al pasar revista por las cifras que corresponden a la industria fiduciaria mexicana, estamos hablando de palabras mayores. En dicho país, al 2018 se administraron alrededor de 500.000 millones de dólares.

En México, mediante la utilización de los denominados “Fibras”, que son fideicomisos de inversión de bienes raíces que se dedican a la adquisición o construcción de bienes inmuebles destinados al arrendamiento o a la adquisición del derecho a percibir ingresos provenientes del arrendamiento de dichos activos, así como a otorgar financiamiento para esos fines; se han generado más de 20 millones de M2 de espacios rentados y más de 19,000 cuartos de hotel.

Los “Fibras” son un excelente mecanismo de participación popular en el financiamiento de la construcción y que permite al pequeño ahorrista percibir un beneficiario derivado de un patrimonio inmobiliario diversificado. .

Justamente en México se está utilizando el mecanismo “Fibra” para el denominado “Tren Maya” que es un proyecto de ordenamiento territorial con generación de beneficio social, cultural, ambiental y económico. Por un lado – a través del ferrocarril – se busca integrar, comunicar y apoyar el desarrollo en su zona de influencia, con respeto al medio ambiente y a los pueblos originarios que la habitan. De otra parte, el “Fibra” es el vehículo legal y financiero que busca impulsar la inversión e infraestructura en ámbitos turísticos, inmobiliarios, industriales y de servicios. Este fideicomiso tendrá ingresos por las concesiones y arrendamientos; obteniendo las fuentes de capital con títulos colocados en las bolsas de valores.

¿Qué nos falta?

En estas épocas el factor de certidumbre y la incorporación de elementos adicionales que coadyuven a la tranquilidad y a la seguridad, constituyen valores agregados para disminuir costos, cerrar negociaciones y permitir que inversiones fluyan y proyectos se concreten.

Nuestro País puede potenciar un desarrollo social y económico inclusivo valiéndose de herramientas fiduciarias generadoras de confianza, para atraer capitales, impulsar la agroindustria, promover un turismo sustentable, atender la demanda habitacional y mejorar la infraestructura; el campo de acción y las posibilidades de encontrar una respuesta son casi ilimitados.

Sin duda, nos hace falta limar aristas restrictivas en el ordenamiento legal y una dosis de voluntad política y técnica para estimular una mayor utilización de esquemas fiduciarios de promoción económica social. De lograrse, definitivamente el Ecuador saldría ganando.